Chorroejumo
TIPOS CÉLEBRES
CHORROEJUMO
Chorrojumo es uno de los cabezudos representados en el desfile de la Tarasca en el Corpus de Granada. |
“Chorroejumo” el Rey de los gitanos,
c.a, 1890, A.M.G.R
Rodolfo Gil Griman
NTRE los tipos populares de nuestros días, ninguno más conocido y notable que Mariano Fernández, el titulado Príncipe de los Gitanos.
Lo primero que se vé(1) al venir á Granada es la Alhambra y lo primero que se nos presenta en lo alto de la Colina Roja es la figura polícroma del sucesor del Compae Leria, que dice fue modelo de Fortuny y más debió ser su paleta. ¡Tantos y tales son los colores que se juntan en su indumentaria de cañí contrabandista!
Alto, bien plantado, de rostro moreno aceitunado, con blancas y redondas patillas y ojos nigérrimos y brillantes, de cuerpo gallardo y flexible, que se descoyunta en fuerza de saludos y cortesías, con recién planchado camisón con chorreras, bordado al realce, y polainas de labrado cuero cordobés, y su pañuelo de yerbas [sic] que atado sobre la nuca le cubre la cabeza, y se oculta en parte bajo el promontorio cónico que le sirve de sombrero, y que por su color, elevación y forma parece una espiral de humo: en esta semejanza radica el nombre con que le conoce todo el mundo. Su chaleco bordado muestra argénteos botones de muleta que cuelgan los ojales y lucen sobre la apretada faja negra de seda, que ceñida á su cuerpo le da la esbeltez característica que tiene. Su chaquetilla varia según la estación, pero siempre es corta, fina y bordada de lentejuelas en verano y de terciopelo ó de paño con dibujos de cuero en mangas y espalda durante los meses en que el abrigo se impone, y en que Chorro é jumo luce su manta antequerana y su calzón corto de terciopelo se ajusta por bajo de la rodilla abrochado con realillos de plata á guisa de botones.
Con una vara larga, que más parece látigo de calesero, en su diestra y apoyada la izquierda en la cintura en forma de asa, el príncipe se adelanta sonriente por entre los árboles y le sale al paso al forastero ó al indígena que sube á la plaza de los Aljibes para ver el alcázar árabe y contemplar los panoramas que allí se le ofrecen. Detiene Chorro e jumo á los visitantes cortésmente, descargando su cabeza del sombrero de catite, acreditando con una tarjeta su principado y sus antecedentes artísticos (¿) y enseñando á todos su retrato, por si alguno cae en la tentación de adquirir la fotografía. No ya la cartulina sino hasta el traje le compran muchas veces extranjeros caprichosos, en cuyas rarezas y admiración encuentra Chorro e jumo auxilios bastantes á hacer frente á las épocas del año en que los turistas escasean y el oficio anda por los suelos.
¡Hasta dónde lleva la desgracia á la realeza!
¡Malos tiempos corren para los príncipes!
Notas
(1) Se ha respetado en todo momento la grafía del documento original.
Gil Griman, Rodolfo. El país de los sueños: páginas de Granada, Granada: Tip. Lit. Paulino